La sidra conforma uno de los elementos identitarios de Asturias. En ninguna otra región se ha mantenido tan arraigada esta bebida obtenida a partir del zumo de manzana y su posterior fermentación.  ¿ Quién no ha visitado nuestra región y ha probado un culín ? o quienes vivimos en ella, gozamos en compañía de esta deliciosa bebida.

Su cultivo está íntimamente ligado a nuestra tierra, existen escritos sobre su existencia desde antes de la invasión romana. Es en la Edad Media, cuando el cultivo del manzano se incrementa, debido fundamentalmente a dos factores; por un lado, los tradicionales frutales como el naranjo y limonero adquieren competencia en la zona del levante; y  por otro la aparición de los contratos de mampostería, del latín manum ponere, que significa autoridad para plantar en terreno ajeno. En concejos como Infiesto, Colunga y Villaviciosa, se generaliza este tipo de contrato, fomentado por monasterios para aumentar las pomaradas y con ellas la producción sidrera.

El Consejo Regulador de la Denominación de Origen “Sidra de Asturias” , es el organismo oficial, encargado de certificar y garantizar que la sidra comercializada con esta etiqueta, sea 100% asturiana. Ello no implica, que se pueda degustar una buena sidra de casa sin ese sello.

Sidra de Asturias

En la actualidad están inscritos a esta certificación 24 lagares, 278 cosecheros y 590 hectáreas localizadas en la mayor parte del territorio asturiano. Una forma de buscar un nicho de mercado al otro lado de la Cordillera y del mar Cantábrico.

Precisamente hoy, con motivo de la XXIII Fiesta de la Sidra Natural de Gijón, visitan la ciudad 14 especialistas americanos invitados a que conozcan de primera mano, la producción y tradición sidrera.

El pasado mes de julio, el Consejo de Gobierno de Asturias, declaró la cultura sidrera como Bien de Interés Cultural (BIC) inmaterial. Una grata noticia, después de tanta polémica generada por algunos agentes sociales que se oponían a esta declaración.

Este es el inicio de garantizar y salvaguardar administrativamente una práctica social tan arraigada entre los asturianos y asturianas que innatamente venimos protegiendo generación tras generación. El siguiente paso y por iniciativa ciudadana ya puede verse en las redes sociales donde se reivindica que la sidra sea declarada Patrimonio de la Humanidad.

A cualquier amante de la sidra, se le hace la boca agua viendo esta imagen de escanciado que es así como se llama al arte de servir esta bebida. Se trata de otro de los rasgos diferenciadores con respecto a otras sidras del mundo.

Entre los decálogos del escanciado, aquí nos encontramos con el primero, que es la postura del escanciador: ha de ser recta pero no rígida, ello permite bascular la botella por su propia gravedad, sin necesidad de mover la mano.

Sidra

¿ Te apetece un culín?  

Mejor entonces,  para otro momento el resto de recomendaciones sobre el escanciado.