Estos últimos días cargados de emociones, de nuevas caras y asentada en un lugar a más de 1000 Km de distancia, merecen unas lineas dedicadas a mi tierra natal.
Una se siente orgullosa cuando hablan del paisaje tan bonito de su tierra; del buen comer; de la sidra; de la hospitalidad de su gente…. Tampoco me sorprende, porque sucede a menudo, que digan si eres de Asturias Asturias, ¿por qué existe tanta confusión? me pregunto. Quizás se hayan perdido la clase de historia del S. VIII.
Hoy me comí mi primer “pinchin” de chorizo del cocido de garbanzos, con ese toque de especia singular del sur. Me vino a la mente el cachin de chorizo que siempre me guardo después de una buena fabada ” made in Dia” en compañía de mi gente.
En el corto trayecto que hago hasta el trabajo, escucho a una banda asturiana fantástica, la cual admiro (en especial a su “batera”) y que ha sabido conservar su toque astur . El sonar de la gaita y algunas de sus letras emociona y me hace sentir más cerca de esos verdes “praos” que emanan un olor diferente y esas olas del Cantábrico que en ocasiones llevan por delante lo que el ser humano pretende imponer.
Me llena de orgullo leer que el asturiano Egocheaga corone su decimocuarto “ochomil”, o ver a la fotografía de una compañera y buena amiga en las primeras lineas del periódico local ” vendiendo” el maravilloso Oriente asturiano.
El dinero obtenido de la subasta de “El Campanu” , primer salmón de la temporada, ha sido donado a la Asociación de niños con cáncer del Principado. Y es que el carácter solidario de los asturianos y asturianas va en el ADN.
Tengo pendientes algunas asignaturas, unas que deseo hacer y otras muchas que quisiera repetir .
¡Y es que Asturias sólo hay una!
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