Dos serían la señas de identidad de este pueblo cabraliego de los Picos de Europa: el queso y el paisaje. Ambos conviven en armonía junto con la mano del hombre, que sin ella nada tendría sentido.
Entre los tesoros que Sotres esconde podemos encontrar un gran número de cuevas naturales donde los vecinos dejan madurar al tan afamado queso Cabrales con Denominación de Origen Protegida junto con otros tres quesos asturianos: Queso Casin, Gamonedo o Gamoneu y Afuega´l Pitu.
Una leyenda narra cual fue el origen de este queso elaborado en los Picos de Europa. Surgió durante un invierno duro y de fuertes nevadas como el actual. Un campesino ordeñaba a su ganado cuando se quedó encandilado de una joven y hermosa pastora. El hombre guardó en su cueva con mucho sigilo los recipientes llenos de leche, para la temporada de escasez.
Cuando llegó el invierno, tras meses de abundancia y también de amor, recordó la leche almacenada en la cueva. El azar, el milagro o la naturaleza, había transformado esa leche en un sabroso queso Cabrales.
En el año 94, los Pastores de los Picos de Europa fueron galardonados como Pueblo Ejemplar en los Premios Príncipe de Asturias. Representan un grupo humano, transmisor de la tradición del pastoreo, que han sabido conservar un sistema equitativo de explotación de los pastos de montaña en pro del beneficio comunitario.
Desde el año 39, cada 25 de julio se celebra en la Vega de Enol, la Fiesta del Pastor, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional. Uno de los encuentros de todo un estilo de vida. Me atrevería a decir que una manera ecológica de entender la vida, nada fácil para una sociedad del siglo XXI como la actual.
Merecen toda mi admiración y confío que generaciones venideras puedan llegar a conocer la elaboración artesanal de los quesos asturianos de los moradores de sus tierras verdes, calizas y en muchas ocasiones blancas como nos deja esta maravillosa estampa.