Este jueves,tuve el privilegio de poder disfrutar del capricho que la naturaleza nos ofrece. Una lugar diferente, resguardado al abrigo del cantábrico, de meditación, de reflexión, de arte …
Conocida como La Iglesiona, este enclave se localiza en el concejo de Cudillero, concretamente bajo el Faro del Cabo Vidio.
Esta actividad fue organizada por la Asociación de vecinos de Oviñana, con la intención de dinamizar la zona y dar a conocer el valor natural de esta.
El punto de encuentro Cai Milin, un bar- tienda que data del año 1929. Alfonso quién lo regenta, nos acompañó y mostró, junto con otros paisanos, el valor y respeto por la tierra en la que se crió. Cada paso que dábamos, estaba cargado de información que sólo los locales conocen por su experiencia y memoria oral.
Antes de comenzar el descenso, – no recomendado para todos los públicos-, pudimos disfrutar de las distintas e impresionantes panorámicas que ofrece el litoral occidental. El buen día ayudó a poder divisar, Cabo Busto, Estaca de Bares -A Coruña-, entre otros.
Hay que tener también presente las mareas, y es sólo con baja cuando se puede acceder, para suerte, tocó marea muerta.
Una vez abajo,junto al acantilado, Alfonso nos enseñó las zonas de acceso hacia La Iglesiona. Ahora tocaba mojarse, este sería el primer bautizo. Una vez dentro, con la mirada hacia arriba, pude disfrutar de esa imagen impactante, una formación natural, que recuerda a las cúpulas de las iglesias, una oquedad que quizás con la imagen pueda ayudar a uno imaginarse.
Las imponentes dimensiones de esta cueva, hacen que se utilice el término aumentativo, tan común en esta tierra, para denominarla: Iglesiona.
La cara norte, se aprecia al fondo de esta imagen. Cuando la ví, lo primero que imaginé era la llegada por mar a través de una pequeña embarcación.
Una escena que no olvidaré, es el momento en el que Alfonso, sacó de su mochila esta impresionante caracola de mar. Estos moluscos eran utilizados por los marineros en condiciones climatológicas desfavorables – niebla.. – con el fin de evitar, el acercase demasiado a otras embracaciones. En la India se utiliza desde hace miles de años como instrumento musical, en Canarias los guanches ya lo tocaban y en la vecina Cantabria servía como acompañamiento en la danza guerrera del Ibio.
¡Qué lástima me dio cuando tuve que levantarme y regresar a la realidad !. Sé que volveré.
Quisiera agradecer a Sonia, mi colega -guía, quién me facilitó la información de esta actividad y al pueblo de Oviñana por su entrega y altruismo.
El occidente asturiano, el gran desconocido. Gracias por este día que acabó cómo no en Cai Milin con buena compañía y un bollu con chorizo.