El Muérdago o Arfueyu en asturiano, es una planta parásita que crece exclusivamente en los árboles, sin tener contacto alguno con la tierra. Su aspecto es de color verde y torna a tonos amarillentos aunque sus drupas o bayas, son blancas generalmente. Estas tienen un componente tóxico, que en altas dosis puede resultar perjudicial. Si nos detenemos, sus ramas pueden verse colgadas en nuestras pumaradas, – conjuntos de manzanos- , en robles y otras especies.

Existen toda una serie de leyendas y mitos alrededor del muérdago, rodeándola de un aura de magia y misticismo a lo largo de la historia.

Muerdago ArfueyuEn  época celta ya  existía  toda una serie de poderes que se atribuían  a esta planta, una relación muy estrecha entre lo humano y la naturaleza. La medicina druida se basaba en la magia y su elemento fundamental era el muérdago, símbolo sagrado de la inmortalidad e íntimamente relacionados con sus características: hoja perenne, sin raíces..

En el s. XVII comenzó a extenderse la leyenda de besarse bajo el Muérdago en Navidad, coincidiendo con  el Solsticio de Invierno ( 20 – 23 de diciembre). El fin era proteger de todo tipo de males para el resto del año. No solamente se cuelga a las entradas de las casas, sino también en el entorno rural, en cuadras o establos para mantener al ganado alejado de enfermedades y/o maleficio. Incluso en las cunas de los más pequeños lucían ramitas que los protegían de hechizos y encantamientos.

En el s. XIX, en Francia e Inglaterra,  los mendigos durante las navidades pedían limosna con una rama de muérdago en la mano.

En la actualidad y durante estas fechas resurgen las leyendas del muérdago. En el Jardín Botánico Atlántico , como muestra la imagen podrán ser escuchadas hasta el próximo día seis de enero.